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03 de agosto de 2023
Los conflictos pueden surgir por pequeñas cosas sin importancia. O pueden ser muy complejos e intensos.
En cualquier caso, la pareja puede llegar a sentirse abrumada. Situación que se agrava si la pareja no sabe distinguir si es un problema que se puede solucionar o si es un problema irresoluble con el que tendrán que convivir.
Realmente, casi todos nuestros problemas no tienen solución. Seguimos discutiendo por las mismas cosas hace un minuto que hace diez años.
Los hijos.
El intercambio sexual.
las tareas de la casa.
Creencias religiosas.
Los problemas son parte inevitable de una relación. Por ello, hay que saber tratarlos con la actitud adecuada y bajo un enfoque constructivo que haga progresar a la pareja.
Una parte consiste en mantener el problema en su lugar, frente a los dos cónyuges y no en medio de ellos. Los dos hacen frente juntos al conflicto que tienen delante. Otra parte está en la actitud; el sentido del humor es un gran aliado en esa lucha del equipo.
Casi todos los problemas son irresolubles. Por ello, la prioridad no es solucionarlos, sino identificarlos y adaptar la relación conyugal para vivir con ellos.
Sin embargo, hay un proceso hacia el estancamiento del problema que conviene conocer.
Hay una primera etapa de rechazo, en la que se intenta negar el problema.
Luego, se habla y se habla, sin conseguir avances ninguno en la resolución.
Esto produce un enrocamiento de posturas y actitudes en los dos cónyuges. No quieren moverse del lugar que han llegado a adoptar en el problema.
Esto produce frustración; ya no solamente por el problema, sino por el deterioro de la relación.
Ya no hay humor, no se muestra afecto. La intimidad es cada vez más pequeñ.a
Con mucha seguridad, empezarán los insultos. Al menos, los desprecios, vacíos y ninguneos ya han hecho acto de presencia.
Antes se produjo un enrocamiento. Ahora llegamos a una polarización irreconciliable.
Finalmente, el temido distanciamiento emocional se instala en la relación.
¿Cuánto queda para una ruptura emocional o matrimonial?
Muchos problemas se pueden resolver. Pero eso no significa que se solucionen, o que sea fácil hacerlo, o que se quiera llegar a una solución.
En un conflicto siempre va a haber sufrimiento. Urgimos a que en cualquier problema se tengan en cuenta estas directrices:
La discusión ha de ser planteada sin agresividad, sin violencia.
Hacer útil la bandera blanca. Pinchando aquí puedes acceder al taller que impartimos sobre las advertencias de que una relación no marcha bien.
Evitar el agobio. En el mismo taller del punto anterior tratamos la necesidad de que no nos sintamos abrumados. El cuerpo nos va a dar señales de que la discusión nos está afectando emocionalmente.
Llegar a un compromiso inicial. Esto podrás encontrarlo en los próximos talleres de resolución de conflictos y de salida del estancamiento.
Tolerancia hacia los defectos ajenos. Mucho cuidado con el paternalismo; los defectos y errores ajenos son composición intrínseca de tu pareja, al igual que tus defectos.
Encontraremos la respuesta en la situación o condición que los genera.
Un conflicto resoluble suele aparecer bajo unas circunstancias determinadas. Cuando éstas desaparecen, el conflicto deja de existir. La tarea consiste en buscar cuáles son las condiciones que hacen surgir el problema o que lo promueven.
Un ejemplo lo podemos encontrar en una pareja que está viviendo una temporada de mucha tensión laboral. Posiblemente, el que está encargado de tirar la basura se olvide por la preocupación una y otra vez. Cuando la tensión laboral finalice, o cuando la pareja sepa mitigarla, el problema desaparecerá.
En cambio, los conflictos irresolubles, sin solución, vienen con la persona. Suelen estar enraízados en los valores personales e irrenunciables; o en el significado de algún evento de la infancia o creencias profundamente arraigadas.
Un ejemplo lo encontramos en la pareja que uno quiere comprar una parcela en el campo mientras que el otro quiere ahorrar. El valor irrenunciable del primero es la cercanía a la naturaleza y su amor por los árboles y los animales. Pero el otro está preocupado por la jubilación y la pobreza que les puede sobrevenir.
En la página web de Familias XXI encontrarás recursos y talleres que hemos impartido para abordar los conflictos, sean de uno u otro tipo.
Comunica aceptación a tu pareja.
Comprende a tu pareja. Esto es más que empatizar.
Evita juzgar o rechazar a tu pareja.
Acepta los sentimientos de tu pareja.
En una discusión, no tienes toda la razón.
Tal vez descubras que, en una discusión, tu pareja es más conciliadora de lo que imaginabas, ... una vez sepas escucharla.
Acepta el punto de vista del otro y trabaja los anteriores principios.